La apertura de un
nuevo año se nos presenta siempre para gustar hacer lo no cumplido en el anterior, mover los límites a los que nos somete habitualmente el paso del tiempo y cuestionar
cómo miramos las
cosas. Y por supuesto, construir lugares donde poder pensar, soñar o simplemente estar con la mente suspendida en la sorpresa agradable que siempre esperamos con
ansiedad.